Si la empresa logra consolidarse en esta etapa obtiene los siguientes beneficios:
- Claridad en su desempeño.
- Definición de los límites de la actuación empresarial.
- Creación de una estructura.
- Normas y reglamentos generales bien establecidos.
- Funciones bien definidas.
- Seguridad y autonomía en el personal.
- Confusión en cuanto a funciones, responsabilidades, autoridad, nivel de decisión, normas, etcétera.
- Duplicidad de funciones.
- Falta de responsabilidad por el nivel de confusión.
- La información se manipula y utiliza de acuerdo con la conveniencia de cada empleado.
- Arbitrariedades por parte de la autoridad.
- Asignar a cada persona un espacio físico de trabajo o darle las herramientas de trabajo que necesite, por ejemplo, proporcionarle un escritorio, o una oficina, o sus herramientas de trabajo, o su camión, o su máquina de escribir, etcétera.
- Delimitar claramente las funciones de cada persona, delimitar su nivel de decisión y de autoridad.
- Establecer claramente los canales de comunicación, es decir, que cada persona sepa a quién debe dirigirse de acuerdo con la jerarquía y la situación que desee tratar. Por ejemplo, para pedir un permiso debe dirigirse a su jefe inmediato, para solicitar papelería debe acudir a la secretaria, etcétera.
- Elaborar el Reglamento Interior de Trabajo y los manuales de procedimientos.
En la tercera etapa abordaremos la Dirección, factor clave para el crecimiento de las PYMES.
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