miércoles, 12 de noviembre de 2014

Desarrollo de las PyMES Etapa III: Dirección


En esta etapa el líder imprime a la institución su estilo personal de dirigir, estableciendo los parámetros de actuación. El reto es integrar el equipo y lograr el compromiso de los empleados con la organización y sus metas.

El líder habrá de conseguir que su equipo de trabajo se sienta tomado en cuenta, apoyado, conducido, reconocido, valorado y respetado. Se trata de que el líder ejerza un liderazgo congruente, que hable con la verdad, que permita la iniciativa y creatividad de sus trabajadores, y que busque el involucramiento con las tareas sabiendo delegar pero también exigir. Por esto es importante establecer adecuados mecanismos de control.


La adecuada consolidación de esta etapa en el desarrollo de un negocio brinda los siguientes beneficios:
  • Integración de grupos de trabajo productivos.
  • Establecimiento del liderazgo institucional, es decir, se logra que la tarea de la empresa adquiera alta prioridad.
  • Reconocimiento de la autoridad.
  • Honestidad, congruencia y claridad del líder.
  • El equipo de trabajo tiene un alto grado de cohesión.
En esta etapa el líder es el modelo principal y factor fundamental para la consolidación de esta etapa. 
  • Los problemas en esta etapa son los siguientes:
  • Falta de creatividad.
  • Los empleados hacen únicamente lo que se les asigna.
  • El líder es temido, genera miedo en los empleados.
  • Los empleados no sienten que su trabajo se tome en cuenta o que sirva para algo, lo que genera apatía.
  • Se siente un ambiente laboral de improvisación e irresponsabilidad.
  • El liderazgo es autocrático, desconfiado. Los empleados sienten que el líder abusa y reaccionan a esto con coraje.
  • Los trabajadores ejecutan el trabajo porque el líder los conduce y no porque estén comprometidos con la tarea de la organización ni con su propia tarea.
Para apoyar el desarrollo de esta etapa y minimizar los problemas se sugiere:
  1. Que el líder sea el primero en respetar las normas y políticas de la empresa.
  2. Que el líder apoye, valore y retroalimente a los empleados con su respeto a todo lo relacionado con su trabajo.
  3. Que el líder se involucre afectivamente con la empresa, con el trabajo, con los empleados.
  4. Que el líder sea claro y predecible, es decir, que en circunstancias similares actúe siempre igual. Especialmente cuando tenga que aplicar recompensas y sanciones.
  5. Que el líder promueva el trabajo responsable en la tarea.
Si se logra superar adecuadamente esta etapa se observará un equipo de trabajo maduro, conducido por un líder participativo y justo. Resalta la creatividad e iniciativa de los trabajadores dentro de los límites de actuación institucional.

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